Sexto articulo del dossier TIJERAS PARA TODAS:
(...)Os preguntaréis por qué estamos escribiendo este texto… Nosotras nos
preguntamos por qué hay tantas agresiones dentro de los movimientos
sociales y por qué tanta incapacidad para gestionarlas colectivamente.
Nos preocupa el nivel de tolerancia que hay en los espacios políticos
ante las agresiones y la naturalización/normalización de ciertas formas
de violencia. Nos inquieta la incongruencia entre discurso y práctica y
la falta absoluta de sensibilidad al respecto; lo que demuestra que es
un tema de cuarta, si es que llega a considerarse como tema. Nos
enfurece que dentro de los movimientos sociales actuemos como si nos
hubiésemos creído lo de que las cuestiones que plantea el feminismo ya
fueron asumidas por tod*s y por tanto, ya están superadas y son
repetitivas e innecesarias. Y ello a pesar de que reivindicaciones
básicas de hace más de un cuarto de siglo siguen aún en el tintero, y
cuando las mujeres de todo el mundo sufrimos distintos tipos de
discriminación que coartan la libertad de expresión, de pensamiento, la
libertad sexual y de movimiento. No solo eso, hay un retroceso en las
prácticas colectivas y en el discurso respecto a un pasado no tan lejano
en Barcelona, hecho sintomático de que apenas quedan grupos feministas,
lo que demuestra que, una vez más, eran solo las mujeres las que se
ocupaban de la violencia. Este retroceso en las prácticas colectiva no
es un problema de los 4 babosos de turno, hablamos de un problema
estructural y de una cuestión de responsabilidad colectiva.
Sin embargo, existe una gran dificultad para identificar las
múltiples caras de la violencia contra las mujeres, así como para
detectar los casos que pueden ser incluidos bajo ese nombre; este es un
magnífico mecanismo para nadar y guardar la ropa, del tipo “la violencia
está muy mal, pero esto
justamente no es violencia”. La violencia estructural contra las mujeres
no es un concepto abstracto propio de los libros, ni una cosa de la
vida de los otros, ajeno a nuestro micromundo en los movimientos
sociales. La violencia estructural no son los cuatro abusos concretos en
boca de todo el mundo, ni la suma infinita de agresiones que cada una
puede constatar haber sufrido. Tampoco son aquellas acciones perpetradas
por monstruos que vejan y apuñalan. El iceberg no sólo es punta.SEGUIR LEYENDO AQUÍ
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